1335 - Estela
Me hice a la mar y desplegué la vela,
radiante al sol, sobre el azul marino;
viento del litoral me abrió camino,
y tú me acompañaste, blanca estela.
Aún no sé adónde voy; no es la cautela
mi programa de vida; determino
mi hacer en cada instante, peregrino
cuya meta al andar se le revela.
Tú me sigues, abierta en dos ramales,
interminables muslos, que en cristales
de agua salobre al fin se desvanecen.
¿Qué importan arribadas y objetivos?
Andar, andar, saber que estamos vivos,
y amar las almas que nos pertenecen.
Los Angeles, 27 de agosto de 2005