1347 - Leve, radiante
Ya no me cabe tanto amor por ella,
se me ha quedado absurdamente estrecho
el contorno del alma, y en el pecho
cada latido acucia y se atropella.
Ni duda me ha ofrecido ni querella,
ni hay otra población bajo mi techo;
quién me diera labrar un nuevo lecho
con amplitud de mar y luz de estrella.
Como suelen llegar las alboradas,
así, sin percibirse sus pisadas,
un día apareció, leve, radiante.
Y en flujo de marea progresiva
fue extendiéndose en mí, firme, exclusiva,
con miel de abeja y énfasis de amante.
Los Angeles, 23 de septiembre de 2005