1395 - Dulcinea
“Una moza labradora de muy buen parecer,
de quien él un tiempo anduvo enamorado,
aunque, según se entiende, ella jamás lo supo
ni se dio cata dello”.
(Cervantes, “Don Quijote”).
El pincel de la mente es la retina,
pero el lienzo pintado es conjetura,
impresionismo, dando a la figura
lo que el cerebro forja y determina.
Don Quijote no ve, sólo imagina;
bajo la rigidez de la armadura,
su blanda fantasía transfigura
la adusta ortiga en roja clavellina.
Aldonza, campesina arrabalera,
será bella princesa, y a la espera
quedará del hidalgo y sus hazañas.
Ay, Alonso Quijano, la belleza
comienza a retoñar en la cabeza,
pero sólo madura en las entrañas.
Los Angeles, 28 de diciembre de 2005