1419 - Fracturado sosiego
El parque era quietud, blandos matices
de verde y oro, y un silencio entero;
no era la soledad el forastero
que nos puebla la piel de cicatrices,
sino el huésped llamado en las felices
horas de reflexión, el compañero;
roble y castaño, acacia y limonero
forjaban un abrazo de raíces.
Eran las aves diminutas llamas
semiapagadas, mudas en las ramas;
en el lago los cisnes, yo sentado
en el banco de piedra, pensativo.
Llegaste; fue tu abrazo un explosivo
que el entorno dejó dinamitado.
Los Angeles, 18 de febrero de 2006