1476 - Sin testigos
Idilio restringido, clandestino,
que apenas me permite contemplarte,
la mirada se esfuerza en esquivarte,
pero te circunvala en remolino.
Sobro tu vivo, ardiente pergamino,
la mente ensaya y articula el arte
de íntimas miniaturas, y comparte
con la piel su más loco desatino.
Aunque vengo a tomarte sin testigos,
la pretensión de parecer amigos
ante los circundantes, me incomoda.
¡Ah, si lograra un rapto irreversible!
Lo prohibido sería premisible,
y todo tuyo, tú para mí toda.
Cantabria, 17 de mayo de 2006