148 - Off line
Tengo el alma de tí desconectada,
y aunque hieran mis dedos el teclado,
no arribarán mensajes a tu lado,
forzada a estar dentro de mí encerrada.
Tu pantalla estará ciega y callada,
quebrado el cable que nos ha enlazado;
y de cuanto otro tiempo yo te he dado
quizá quede el recuerdo, o quizá nada.
Revisaré de noche mis archivos,
mustios y ensangrentados, pero aún vivos,
e irradiando tu aroma y tu calor.
Descenderá mi llanto los peldaños
del directorio de mis desengaños,
y aprenderé a pensarte sin rencor.
Los Angeles, 28 de enero de 1999