1499 - Mensaje
Tus palabras me siguen, verticales,
enhiestas, como lanza de guerrero,
me hacen sombra, y emiten un reguero
de nocturnos aromas forestales.
Desnudas de doblez, tan naturales
como alta nieve o aire montañero,
con acento de tango o de bolero,
y la translucidez de los cristales.
Escucho su inflexión como si fuera
surtidor de agua pura que surgiera,
arrullador y esbelto, de mi centro.
Ya delicado, eufórico o salvaje,
siempre te entenderé, pues tu mensaje,
aunque venga de ti, lo llevo dentro.
Los Angeles, 6 de julio de 2006