1502 - Cartas
Guardo tus cartas como partituras
de piezas de piano, de canciones,
cuyos acordes mudos son pregones
proclamando tus íntimas locuras.
Tan libre en tu expresión, sin ataduras,
y sin necesidad de aclaraciones,
llegaste a mí, no en letras, en visiones
de desnudez angélica, tan puras.
Allí estás tú, como eres, transparente,
siempre tan informal, tan elocuente,
como quien a sí mismo se perfila.
Yo escucho tus palabras al leerte,
y profundizo en ti, pues logro verte,
y me penetras por cada pupila.
Los Angeles, 12 de julio de 2006