156 - Contraste
Vengo hacia tí con ímpetu salvaje,
dejando al paso destrucción y ruinas;
me adorno de amarguras y de espinas
en la desolación de mi paisaje.
Ni hay sobresalto ni temor de ultraje
en tus ojos serenos, y caminas
con la frescura de aguas cristalinas,
y un manto de aire es tu único ropaje.
Lanzo a tu suavidad mis desenfrenos,
y me calma la ofrenda de tus senos,
que de repente me hacen agresor.
Y me amansas, me incitas, me rebelas,
me acaricias, me clavas las espuelas,
dulce mujer de impulso arrollador.
Los Angeles, 16 de febrero de 1999