1575 - Cabo Sounion
Tan serenos la luz, el agua, el viento.
Recogía sus alas, cautelosa,
el ave del silencio. Misteriosa
descendía la tarde a paso lento.
El promontorio es lecho soñoliento
sobre el que el templo, en ruinas hoy, reposa;
cada columna, capitel, baldosa,
más que canto al ayer se ha hecho lamento.
Un Poseidón destridentado avanza
los ojos sobre el mar, con la esperanza
de ver la flota griega en lejanía.
Huérfano de nereidas y tritones,
huídos sacrificios y oblaciones,
vaga la sombra del ex dios sombría.
Los Angeles, 25 de octubre de 2006