1604 - Logan (III)
La luz renace a veces, y me niego
a asumir el final que te amenaza;
un maullido, quizás, que se disfraza
de voluntad de vida; no me entrego
a un optimismo absurdo; sé que luego
la realidad de nuevo te amordaza,
y se quiebra mi gozo, o se adelgaza,
mi viejo camarada, sordo y ciego.
No te vayas aún, quédate, amigo;
si la muerte ha entreabierto su postigo,
no te impongas la entrada, espera, espera.
Tal vez se olvide de que te ha llamado,
y puedas regresar a tu tablado,
frente a la lluvia, que ya cae ligera.
Los Angeles, 24 de diciembre de 2006