1606 - La Poesía
Llamó a la puerta, súbita visita.
La conocía desde antiguo. Era
llama ondulante tras la cristalera,
destello sin calor, estalagmita
hierática, si bella. Cada cita
mantenida con ella fue galera
dejando leve estela, viajera
que no llega a arraigar, sólo transita.
Nunca accedí a la intimidad con ella,
pero esta vez me sonrió mi estrella,
guiño de luz desde su lejanía.
Entró en mi casa, desató los lazos
de su alba túnica, tendió los brazos,
y desde aquel momento ha sido mía.
Los Angeles, 28 de diciembre de 2006