1739 - Mi voz
La voz que se me dio, fluye, no grita,
sereno arroyo, que al pasar murmura,
y aunque ansía llegar, no se apresura,
y aunque a veces se queja, no se irrita.
Es una voz sutil, que necesita
llegar a ti en temblor de rozadura,
sin áspera estridencia, y que procura
ser provinciana, no cosmopolita.
Admítela en la cuenca de tu oído,
y elévese al cerebro adormecido,
despertando su hermético aislamiento.
Pueble las oquedades de tu entraña,
y verás que soy yo quien te acompaña,
mis palabras tan sólo un instrumento.
Los Angeles, 14 de agosto de 2007