1744 - Altibajos
Esa mujer, perfil de cordillera,
de formidables cimas elevadas,
y deprimentes, ásperas cañadas,
tiene fragilidad de cristalera.
En ciertas manos, moldeable cera;
para las mentes más aproximadas
roca contra las olas encrespadas;
fondo en vaivén que pierde y recupera.
Sabe de la tiniebla y de la aurora,
sonríe a veces, con frecuencia llora,
su alma balanza de platillos locos
que se elevan y se hunden casualmente,
fatal esclava de ese amor ferviente
cuyo nivel han alcanzado pocos.
Los Angeles, 24 de agosto de 2007