1751 - Solo
Triste como la noche del amante,
solo en su lecho sepulcral despierto,
con ese inevitable olor a muerto
de inesperada ausencia, sofocante.
Y ausencia fue. O fue tal vez desplante.
O escisión trascendiendo al descubierto;
como si al desenlace de un concierto
sucediera silencio amenazante.
No hubo ruidos llamando a su ventana;
en lento caminar, la caravana
de recuerdos sangrábale la mente.
Cómo quisiera una memoria hueca,
un corazón en blanco, un alma seca,
dentro de un cuerpo que ni ve ni siente.
Los Angeles, 17 de septiembre de 2007