1761 - Se quejan las palabras
Se quejan las palabras de fatiga;
ha llegado el momento de la mano,
que trascienda febril del primer plano
donde sólo el tanteo se prodiga.
Ay, sugerente y vacilante amiga,
Eva te quiero ver bajo el manzano,
descubriendo el misterio más arcano,
la desnudez que mi obsesión mendiga.
Se me acunan los días en temblores,
en dudas, en erráticas labores
que tal vez nunca se resolverán.
Pero en sueños también, y en la esperanza
de que estas fantasías, sin tardanza,
en verdaderas mieses granarán.
Los Angeles, 16 de octubre de 2007