1790 - Se va y se queda
No todo aquello que se va nos deja;
se va el tiempo y se queda, y así el río,
y en el alma afligida, su vacío
es la huella de otra alma que se aleja.
Nunca quedamos solos; cada queja,
lágrima, adiós, o despertar sombrío,
nos proporciona un cierto poderío
sobre ese olvido que nos acompleja.
¿Tememos recordar? Aún no se ha ido.
¿Queremos olvidar? Cada crujido
de seda, de tarima, cada paso
resonando en la tarde soledosa
torna el alma nostálgica y dudosa…
En el fondo del fondo no hay fracaso.
Los Angeles, 14 de diciembre de 2007