1789 - Tu elocuencia
Hoy te prefiero mansa, silenciosa,
si velado el designio, permisiva,
mas no menos vibrante y expresiva
que el clamor de la carne lujuriosa.
Tu mejor elocuencia no reposa
sobre tibios vocablos; se deriva
de esa corriente inenarrable, viva,
de ti fluyendo en fuente luminosa.
Sin escucharte sé lo que me dices,
en candidez total, sin los barnices
del ambiguo lenguaje artificial.
No he menester de glosa o comentario;
desde tu íntimo, intenso santuario
me llegas toda tú, confidencial.
Los Angeles, 14 de diciembre de 2007