1800 - Asunción
Se me cuelga la mano de otra mano
que aún no conozco y ya parece mía;
y me eleva, como un ángel lo haría,
al rescatar un alma. Qué cercano
se me ofrece hoy el cielo. No me afano
ya por lo inaccesible, ni me guía
turbio objetivo o ciega teoría;
sólo voy a lo firme y lo temprano.
Y lo es el cielo azul al que me encumbra
tu energía vital, y me deslumbra
tu claridad, venciendo otros fulgores.
Puedo volar contigo a ojos cerrados
y sin alas; no tengo otros cuidados
que me alejen de tus alrededores.
Los Angeles, 5 de enero de 2008