1821 - Se morían las rosas
Me describía el porvenir cercano
como si fuera ayer, lance cumplido;
pero su voz, más débil en mi oído,
fallaba en convicción. Sobre el piano
se morían las rosas. De su mano
brotaba un suave ritmo distraído,
como quien dice adiós a quien ha sido
sólo fugaz idilio de verano.
Pero mi amor nunca se dio en porciones,
ni distinguió de espacios o estaciones,
fue siempre aquí, perenne primavera.
Salí a la calle. Caminaba el viento
casi a mi propio paso; su lamento
daba la mano al mío por la acera.
Los Angeles, 8 de febrero de 2008