1822 - A pesar
Dentro, en el alma, tanto me ha llovido
que se desborda ya por la mirada;
y la columna vertebral truncada
parece estar del peso padecido.
Y a pesar de desaires y gemido,
a pesar de codazo y dentellada,
aunque mi vida ha sido saqueada,
no acierto a deplorar lo ya vivido.
No amo el dolor, prefiero soslayarlo;
si inevitable fuera, confrontarlo;
si vencido, esperar tiempos mejores.
Cada acción, cada encuentro, cada paso,
lleva en el fondo hostil de su fracaso
más ángeles de luz que enterradores.
Los Angeles, 8 de febrero de 2008