1838 - Otra vez
Me derrumbas ideas que erigiera
a golpes de inocencia y esperanza;
yo, mente escéptica, que se afianza
en cruda realidad que nunca espera.
Porque sueños, ya fueran de madera,
de hierro, de oro, en veleidad o a ultranza,
tuve y perdí; y arrinconé mi lanza,
colgué mi escudo, arriando mi bandera.
Mas se fundió a tu arribo mi blindaje,
regenerando el juvenil paisaje
que agostaran recelo y apatía.
Y hoy mi mundo otra vez se tambalea.
¿Será que ya no existe Dulcinea,
y de nuevo tendré el alma vacía?
Los Angeles, 6 de marzo de 2008