1864 - De lejos
Percibo allí la luz, tras la persiana,
como una estrella de oro, diminuta,
en la noche callada; es una ruta
para ir sin recalar a su ventana.
Tan directo es el hilo y tan lejana
la conexión, que el alma no ejecuta
el ansiado contacto, ni disfruta
de su visión soldada en filigrana.
No puedo ya mirar como lo hacía
tiempo atrás, cuando me pertenecía,
y horadaban mis ojos la pared,
y la observaba en su esplendor a oscuras.
Hoy, bebiendo mis propias desventuras,
miro de lejos sin calmar la sed.
Los Angeles, 3 de abril de 2008