1863 - Lo vemos declinar
Siempre el amor camina hacia el olvido,
no sabe hacerse eterno, aunque repita
su habitual cantinela. Se marchita
como el clavel en el ojal prendido.
Lo vemos declinar, lento, sin ruido,
su pasión de vivir se debilita,
al fin le envuelve el frío, no palpita,
y de verdad sabemos que se ha ido.
El amor, que fue doble, entrelazado,
desenreda su nudo, y desgajado
del otro amor, se aleja indiferente.
Y una víctima queda, ensangrentada,
que indaga en el espejo y no ve nada,
y el ayer le resulta incoherente.
Los Angeles, 2 de abril de 2008