187 - Inmóvil
Cerrado el libro que llamaras mío,
sólo peso y volumen me has dejado,
mi lectura de tí se ha evaporado
y tu vacío es ahora mi vacío.
Y no puedo escribir si no me guío
de las líneas que tú habías trazado;
tanto he perdido, tanto he olvidado
que no hay sonrisa en mí cuando sonrío.
Inmóvil, casi inerte te presiento,
velamen flácido sin sol ni viento,
dormido en mar de gélida quietud.
¿Aceptarás de mí un soplo de vida,
o enlazarás tu herida con mi herida
en la inmovilidad del ataúd?
Los Angeles, 5 de mayo de 1999