188 - Abisag, la Sunamita
“Que busquen para mi señor, el rey, una joven
virgen que le cuide y le sirva; durmiendo en su
seno, el rey, mi señor, entrará en calor”.
(I Reyes, 1: 2)
El frágil cuerpo, disecado el brío,
revestido se ve de invierno helado,
y quien guerrero fue, se halla acostado
abrazado al temblor en lecho frío.
Oh qué destino el tuyo tan baldío,
virgen y bella Sunamita, al lado
de quien recibe tu calor prestado
y te devuelve su interés vacío.
¿No has sentido en la noche la tendencia
de arrancar de su piel la indiferencia,
explorando secretos con tu mano?
Pobre dulce mujer, abandonada
en lecho ajeno, nunca desflorada
por hombre tan contiguo y tan lejano.
Los Angeles, 10 de mayo de 1999