1893 - Me puebla, la habito
Tan en complicidad, tan entreabierta,
que su actitud no da lugar a duda;
oigo su firme, tenue pie, saluda,
su mirada es propósito y oferta.
Directa, sin disfraz, amante experta
desde el primer instante en que, desnuda,
cálida enredadera, se me anuda
a esta piel que un amor dejó desierta.
Y hoy se me puebla de ella, y en el rito,
se hace ciudad extática, y la habito,
saturando sus íntimos rincones.
Y quedo entre memorias y proyectos,
aislado de ambos, ambos imperfectos,
en eje intenso de celebraciones.
Los Angeles, 20 de junio de 2008