1904 - Es el tiempo que pasa
No sé quién soy, ni quién seré o he sido,
no reconozco al hombre en el espejo,
sé que eché a andar, que estuve, que me alejo,
y lo demás carece de sentido.
Si en la noche resuena un alarido,
como naciendo en mí, ya no me quejo;
y no interrogo al lago si el reflejo
me ofrece un mundo ilógico, invertido.
Las cosas nunca son como parecen,
se transforman, tal vez se desvanecen,
nuestro entorno, uno mismo, se hace extraño.
No hay traición, no hay olvido, no hay afrenta,
es el tiempo que pasa, o nos ausenta,
semana por semana, año tras año.
Los Angeles, 3 de julio de 2008