1903 - Ay, cómo vienes
Ay, cómo vienes, en gentil braceo,
apartando la brisa hacia ambos lados,
los senos por el aire cincelados
bajo la blusa azul. Hay un zureo
de palomas ocultas, y un rasgueo
de lejanas guitarras. Los collados
sestean al calor, y en los tejados
suspenden los gorriones su aleteo.
La tarde es paz del páramo a la sierra,
pero tu ritmo es somatén de guerra,
para sutil contienda te apresuras.
Y te dejo llegar, presto, a pie firme,
para irrumpir en ti si has de invadirme,
y en mi fervor, quebrar tus cerraduras.
Los Angeles, 3 de julio de 2008