1915 - Desamparo
Sola, tan sola estaba, tan yacente
en su propio vacío y orfandades,
como si un látigo de hostilidades
restallara en su espalda, o el tridente
de futuro, pretérito y presente
de un dios airado alzara tempestades
y clavara en el alma realidades
que ni vivió ni soñará su mente.
Fue un día gris, y aunque ya estaba sola,
no previó el rizo enorme de la ola
del desamparo, abrazo de granito.
Tendió la mano recabando ayuda,
mas nadie la apresó; glacial o muda
fue la respuesta a su angustiado grito.
Los Angeles, 16 de julio de 2008