1939 - Vino a verme
Vino a verme una tarde polvorienta,
y la tornó vibrante y luminosa;
la que fuera mi vía dolorosa
en triunfal avenida se cimienta.
Trajo cantos de amor, y una tormenta
de impulsos en la carne, y una rosa
de suavidades, y la más gozosa
visión, que cada día se reinventa.
Me recogió del suelo en que rodara
cuando otra mano adversa me quebrara,
su decisión me restauró la fe.
Me dio el olvido de anteriores pactos,
e hizo nuevos y cálidos los actos
que en rutinarios cauces arrastré.
Los Angeles, 7 de agosto de 2008