1941 - Llégate a mí
Reiniciaré la llama rutilante
que me dejé apagar en mala hora;
ceda la oscuridad que me devora,
y la incipiente luz se me agigante.
Llégate a mí con vocación de amante,
mitad casual, mitad conspiradora,
y en candidez impúdica evapora
rasgos aún vivos de anterior semblante.
¿A qué mirar perfiles que no miran?
Ojos virados hacia atrás, deliran,
presumiendo ver algo que no existe.
Tú me miras de frente, con aplomo,
al fondo azul de tu visión me asomo,
y escucho un manso grito que me insiste.
Los Angeles, 8 de agosto de 2008