1942 - Morimos poco a poco
Morimos poco a poco cada día,
como muere al crepúsculo la rosa,
como muere la luz en la lluviosa
tarde otoñal flotando en la bahía.
Se muere el alma de melancolía
en su oscuro rincón, tan silenciosa,
y en absoluta soledad reposa,
en sueños de arpas en la lejanía.
Y habrá otro amanecer que la despierte,
que al silencio espectral de cada muerte
siguen violines de resurrección.
Y morirá de nuevo, dolorida,
y nacerá otra vez, que así es la vida,
dos polos en perpetua alternación.
Los Angeles, 9 de agosto de 2008