1976 - De repente, tú
Qué puntual has llegado. Consumida,
se me doblaba el alma. Fue el momento
del Titánic: la noche, el hundimiento,
el abandono, la ilusión perdida.
Y de repente tú, cuando la vida
se vestía de luto. Del lamento
surgió el canto y el enternecimiento,
y germinó una rosa de la herida.
Por ti se abrió radiante nueva aurora,
y a mi carne desnuda se incorpora
tu propia carne, a mi futuro el tuyo.
Yace a mi lado, así, serenamente,
que en esta paz de dos eres corriente
en que audaz me sumerjo y me diluyo.
Los Angeles, 24 de octubre de 2008