1992 - Hombre invernal
Noviembre no es un mes para rosales;
tiritan, duermen, su fragancia huída,
muerto el color, la seducción perdida;
no hay rosas en florestas invernales.
O tal vez sí las hay. En los portales
del alma enamorada, cada herida
es una rosa roja, cuya vida
no depende de tiempos especiales.
En el hombre invernal se arremolinan
tormentas de pasión que no imaginan
ni han vivido los hombres primavera.
Sabe noviembre deparar sorpresas
que nadie sospechó; no son pavesas
de fuego agonizante: Son la hoguera.
Los Angeles, 23 de noviembre de 2008