2046 - La amé, Señor
La amé, Señor, como lo hubieras hecho
de ser más hombre y menos Dios que fuiste;
la amé porque Tú mismo me la diste,
con tal amor que me estallaba el pecho.
La amé al pie del naranjo, sobre el lecho,
la amé exultante, relajada, triste,
la amé con ese amor que se resiste
a morir cuando todo se ha deshecho.
Fue adúltera, Señor, pero conmigo,
y yo lo fui con ella. No hay castigo
para quien ama arrebatadamente
y se mantiene fiel al nuevo lazo.
Nuestro amor no fue sólo un ramalazo,
por eso mi alma, oh Dios, no se arrepiente.
Los Angeles, 18 de marzo de 2009