206 - Imprescindible
Sombra nocturna sobre mí derramas,
precipitada y amenazadora,
tú, que me regalaste en cada aurora
un sol prometedor de luz y llamas.
Veo cubrírseme la piel de escamas,
y la sangre circula helada ahora...
¿Dónde estoy, dónde estás, por qué me ignora
tu voz de viento que arrulló mis ramas?
Un prematuro invierno ha despojado
la fronda que vestía mi arbolado,
y estoy desnuda, y fría, e insensible.
Revísteme de tí, de tu energía,
y arráncame esta ausencia tan vacía,
para volver a serte imprescindible.
Los Angeles, 20 de mayo de 1999