212 - Desde tan lejos
“Junto a los ríos de Babilonia, alli nos
sentábamos y llorábamos, acordándonos de
Sión. De los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras...Si yo me olvidare
de tí, Jerusalén, olvídese de mí mi diestra...”
(Salmo 137, 1-2 y 6)
En esta Babilonia, mi destierro,
perdido entre una multitud extraña,
sólo el recuerdo tuyo me acompaña,
me envuelve acogedor, y en él me encierro.
Mi piel se ha endurecido, soy de hierro,
y quien en mí tropieza no me daña;
cuando la muerte agita la guadaña,
sólo por tí a sobrevivir me aferro.
He colgado mi cítara en las ramas,
tengo muda la voz y el alma en llamas,
y tu nombre, no más, suena en mi oído.
Oh perfil seductor, que cincelado
llevo en el corazón enamorado:
olvídeme de mí si yo te olvido.
Los Angeles, 30 de mayo de 1999