2130 - A gritos
Dejo fluir palabras, en descenso
tenaz, inevitable; van hambrientas
de mares improbables, de tormentas
no gestadas aún, pero que pienso
y haré desanudar. No soy propenso
a insensateces o actitud violentas;
pero tal vez no hay otras herramientas.
No hay ya lugar para doblez o incienso.
Quiero alterar el curso de las vidas
que transcurren esclavas o dormidas
porque nadie activó su mente a gritos.
No soy guardián de nadie ni profeta,
mas pregonando la verdad escueta
podré resquebrajar algunos mitos.
Los Angeles, 22 de junio de 2009