2149 - Todo (IV)
Me llamaron, y fui. Cada sendero
desplegaba una magia diferente,
ya rebelde, perversa o inocente,
pero en ninguno me hice forastero.
Ágil de paso, maletín ligero,
y sin programa perfilado en mente,
llegué, me di, tan fiel e íntegramente
como quien fragua enlace duradero.
Ah, el poder perentorio del instante,
con su rotunda convicción de amante
que piensa en todo menos en mañana.
Pero al llegar a ti quise que fuera
absoluto y final, de vida entera,
cerrando a todo mi última ventana.
Los Angeles, 19 de julio de 2009