2160 - Táctiles ojos
Directamente me mirabas, tanto
que adiviné tu mano en tu retina;
acariciabas sin tocar, cortina
de tacto y luz, o arrebozado manto.
Revestido de ti, del blando encanto
de un retozo invisible que combina
la intangibilidad de la neblina
con la viscosidad. No sabes cuánto
llegó a amarte mi vista; me mirabas,
me recubrías y me desnudabas,
tus ojos, brazos ya, vínculo mudo.
Y yo era grito silencioso, acceso
amplio, asequible, ya sin retroceso,
viendo desnuda a quien me vio desnudo.
Los Angeles, 3 de agosto de 2009