2176 - Sueños (VII)
La amaba cada noche, y no sabía
ni el color de sus ojos; tan desnuda,
tan sin rostro, sin nombre, sorda, muda,
mas con tan nivelada anatomía.
Máquina de placer, aparecía
siempre puntual, en voluntad de ayuda,
tropel de extremidades que se anuda
en suavidad y fuerza a mi energía.
Melosa gata, y a la vez pantera,
nunca le hice preguntas, ni quién era,
ni de dónde venía, ni por qué.
Se adentraba en mi sueño al punto exacto,
cumplía su obra y, consumado el acto,
me dejaba dormir como un bebé.
Los Angeles, 17 de agosto de 2009