2188 - Pasifae
Hay a veces humor en la venganza,
y hasta un dios irritado se sonrie;
pero quien le escarnezca o desafíe
galán será que con el diablo danza.
¿Se puede amar a un toro? ¿Qué ordenanza
lo prohibió alguna vez? Tal vez lo espíe
rumiando en la pradera, o me extasíe
su blanca piel, su aplomo, su pujanza.
Irresistible su reclamo ha sido,
y a base de erupción y de bramido.
al Minotauro dio mi vientre hogar.
Y encerrada me vi en el Laberinto
por seguir el dictado del instinto
que un dios en mí determinó implantar.
Los Angeles, 2 de septiembre de 2009