2195 - Música
Reclinado en la música, me olvido
de cuanto me rodea, en piel y mente;
duerme la realidad, o se hace ausente,
y el pensamiento flota, indefinido.
Este es mi propio exilio, que no ha sido
por nadie decretado; es mi presente
derrotando a un pasado displicente,
nardos amordazando el alarido.
La música es el mar, ya mar en calma
sosegando algaradas en el alma,
o borrascoso, hundiendo su indolencia.
Todo ímpetu vital, y todo espuma,
suaviza, impele, pero nunca abruma,
por eso me abandono a su influencia.
Los Angeles, 11 de septiembre de 2009