2197 - Techo
Llevo a la espalda abrumador el techo
de la alcoba en que amante fui contigo;
él, tan etéreo entonces, fue testigo
de cuanto aconteció sobre mi lecho.
Lo sentía en mi piel, como al acecho
de la próxima acción, íntimo amigo
instigador, a quien escucho y sigo,
horizontalidad que no desecho.
A tu renuncia y fin de nuestro pacto,
mi fe se desplomó, perdí el contacto,
y mi alcoba quedó glacial, vacía.
Sentí como si el techo se me hundiera,
el techo, que tan bien nos conociera,
y sobre mí lo llevo todavía.
Los Angeles, 13 de septiembre de 2009