2276 - Se adelgaza el recuerdo
Abre la boca el tiempo y me devora
los días azulados, de veredas
zigzagueando aisladas arboledas,
del tacto acariciante, el pie que explora.
Teníamos el alma soñadora
de quien se moviliza sobre ruedas
a caza de futuros sin monedas
ni prejuicios, ni argucia enturbiadora.
No era de ingenuidad nuestra tendencia,
mas de improvisación, con esa urgencia
de futuro que arranca en el presente.
Y vivimos al día. Sin complejos.
Pero de aquellos tiempos, ahora viejos,
sólo queda una huella intermitente.
Los Angeles, 2 de diciembre de 2009