2321 - Lejanas voces
Nuevas voces me acosan el oído,
no por lejanas, menos penetrantes,
como pequeñas almas trashumantes
revestidas de mínimo sonido,
sólo a mí perceptible. Si dormido,
se infiltran en mi sueño, insinuantes,
izando velas de oro, navegantes
por el convulso mar de mi libido.
Como leves susurros, si despierto,
con la suave armonía de un concierto
de clarinetes, arpas y violines.
¿Pero cómo besar a esas mujeres
que no son sino voz, cuyos placeres
son rosas de papel en los jardines?
Los Angeles, 23 de febrero de 2010