2322 - La hora
Lúgubre va acercándose la hora,
reptando por mi sombra, clandestina,
y anclándose a mis pies; y se encamina
al vértice del miedo, trepadora.
Amarga hiedra narcotizadora
paralizando el alma peregrina
que, espectral, desalada golondrina,
nota cómo su aliento se evapora.
Me voy yendo, muy lenta, lentamente.
No se desaparece de repente,
mas paso a paso, desde que nacemos.
Aunque no lo pensemos, somos ríos
en adiós incesante; labrantíos
para cuya cosecha amanecemos.
Los Angeles, 24 de febrero de 2010