233 - Mensajes
Encerrada y lejana, y al contacto
de la palabra suave, acariciante,
cesas de ser hermética y distante,
adquiriendo perfil nuevo y exacto.
La voz escrita se resuelve en acto
del que soy creador y ejecutante,
tuyo exclusivo, en devenir constante,
mi voz soy yo que se te entrega intacto.
Escúchenme tus ojos al leerme,
suéñeme el alma aún cuando el cuerpo duerme,
permanece a mi lado, aunque tan lejos.
Que las palabras que contigo empleo,
ya sea en elocuencia o balbuceo,
no son más que del alma los reflejos.
Los Angeles, 23 de julio de 1999