237 - Insomnio
Noche sureña, cálida, callada,
húmeda noche hundida en inquietudes,
noche en que el sueño en languidez eludes
y a los sueños te entregas desvelada.
Ya tu costumbre se durmió cansada
en los brazos de sus ineptitudes,
y ese fiero clamor de multitudes
son tus sentidos a la desbandada.
Tal vez la mano sin rubor prometa
la gloria del deseo, tan secreta
que tu mente la niega o la rechaza.
Espera, que hacia ti marcha mi sombra,
discreta y lúbrica sobre la alfombra,
y a tu impaciente desnudez se abraza.
Los Angeles, 26 de julio de 1999